Atletismo

Entrevista a Eduardo Silvio Negrete Torres – JIT



La Habana.- EDUARDO Silvio Negrete Torres, o sencillamente Negrete, nació para el deporte. No hay duda. 

Fue atleta en una época de grandes figuras como el velocista Silvio Leonard, el más rápido de Cuba con 9.98 segundos en los 100 metros planos.

Sin embargo, el deporte parecía interponerse en su sueño de graduarse como médico y optó por salvar vidas allá por el año 1979.

«No solo incidió el propósito de hacerme médico… Mediaron otras circunstancias que con el paso de los años no vale la pena retomar. No obstante, siempre he creído que pude colgarme una medalla con las cuatro letras en el pecho», dijo a JIT el hoy galeno de las selecciones cubanas de taekwondo.

Culminar la carrera le llevó a ejercer primero como facultativo y luego como director del hospital rural del poblado de Jibacoa, en Manicaragua, Villa Clara.

Pero el deporte lo llamaba con toda intención, pues también deseaba estudiar la Licenciatura en Cultura Física. Hacia 1985 ya era médico del equipo de fútbol de Ciudad de la Habana y en 1988 del área de velocidad del equipo nacional de atletismo.

«Muchos directivos de la época sabían que había sido atleta, o sea me conocían por haber militado en el alto rendimiento. Por eso el rápido traspaso», significó.

«Poco después pasé al área de pruebas combinadas a la vez que ejercía como subdirector de control médico en la hoy Escuela de Formación de Atletas de Alto Rendimiento Giraldo Córdova Cardín», abundó.

«En ese entonces ya había matriculado la Licenciatura en Cultura Física, que terminé en 1993. Y todo ello sucedió sin dejar de estudiar medicina, pues además hice la maestría en control médico del entrenamiento y ascendí a especialista de primer grado en medicina del deporte», abundó.

Entre postgrados, misiones en el exterior y cursos de actualización y especialización, Negrete comenzó a ganar las preseas soñadas a través de sus atletas.

Como médico de la selección nacional de karate disfrutó el subcampeonato en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Ponce 1993 y el reinado panamericano en Mar del Plata 1995.

El equipo juvenil de beisbol le dio la satisfacción de escuchar el himno patrio en los certámenes mundiales de Windsor 1993, en Canadá; Sancti Spíritus 1996 y Londrina 1997, en Brasil.

«Tuve el honor de ser el médico de la martillista Yipsi Moreno, campeona olímpica en Pekín 2008 y subtitular en Atenas 2004, además de reina tres veces en campeonatos del mundo», destacó.

«También trabajé con Osleidis Menéndez, recordista del orbe en lanzamiento de la jabalina (71,70 metros), además de reina olímpica y mundial; con Yumisleidis Cumbá, dorada en Atenas 2004, y con Yunaika Crawford, medallista de bronce en esa misma cita», rememoró.

Negrete ha disfrutado las “mieles” del éxito en otros deportes, como el taekwondo. Vivió el metal de bronce del santiaguero Robelis Despaigne en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, así como su doblete dorado a nivel mundial.

Hoy sigue de cerca al igualmente medallista de bronce a nivel olímpico Rafael Alba, quien trabaja por brindar más alegrías a los seguidores del deporte de la bandal.

Negrete cumplirá 70 años de edad en noviembre próximo. Acumula decenas de medallas en sus misiones internacionales. Se ha presentado en disímiles eventos científicos. Tiene muchas razones para sentir, con modestia, que «como los entrenadores, los médicos trabajamos para hacer campeones».





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Miguel Romero

Sumergido en el río de palabras y pasión, soy Miguel Romero, un Virtuoso de la Escritura Digital que transforma letras en melodías de conocimiento. Mi paso por la Universidad Pablo de Olavide sintonizó mi pluma con la sinfonía del aprendizaje. Como un maestro de las letras, mis escritos se deslizan desde las pistas atléticas hasta los encordados de los deportes de combate, desde las aulas de educación hasta los ecosistemas del medio ambiente y desde los senderos del turismo hasta las maravillas del viaje. Cada palabra es una nota que resuena con autenticidad, tejida con el hilo de la transparencia. Únete a mí en este viaje donde las páginas se convierten en escenarios de emoción, donde la velocidad de los deportes se fusiona con la pasión de la lucha, donde el saber florece en el entorno educativo y donde la naturaleza nos llama a explorar, empaparnos y preservar.

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